¡Hola!
He visto la nieve caer la mañana del 21 de marzo, con el inicio de la primavera, y he pensado que era claramente una señal. El momento perfecto para ponerme a escribir y así estrenar el blog de La Mujer Pulpo.
Esta vez prometo nieve, sol y conversación en compañía si me sigues hasta el final. Es un ejemplo de plan de viernes mientras los niños están en el colegio. En esta ocasión, sólo apto para mujeres y hombres pulpo con horarios laborales flexibles.
Objetivos: Respirar aire puro disfrutando de la montaña, desconectar el teléfono móvil, hacer ejercicio y vivir a otro ritmo durante un rato.
Inicio: Parking de Cotos.
Meta: Pico de Peñalara. Sierra de Guadarrama (Madrid)
¡Qué duro el comienzo! No recordaba lo difícil que es caminar en subida por nieve y hielo medio derretido y resbaladizo. Sobre todo sin crampones. Y además, con botas de montaña “colección verano”; es decir, que NO son impermeables. ¡Pero qué vistas! Aún con los pies encharcados merece la pena. Esta foto es de la cumbre de Peñalara.
Esta otra, de La Bola del Mundo.
¡Qué pequeño se ve todo desde lo alto!
Un poco antes, en la otra ladera de la montaña, descubro que la laguna cerca del refugio Zabala está helada. ¡Cómo mis pies en ese momento!
Cuando subo a una montaña siempre me ocurre lo mismo. Me siento pequeña y vulnerable frente a la grandeza e imprevisibilidad de la naturaleza. Y me maravilla ver que aún hay seres más pequeños que luchan cada día por sobrevivir. Como esta mariquita, tan roja en contraste con el blanco. Hay un montón de ellas tratando de moverse por la nieve con dificultad. ¡Igual que yo!
Pasito a pasito, también como ellas, consigo llegar a la cumbre.
¡Objetivo alcanzado!
Pero un rápido vistazo al reloj me devuelve a la realidad: el tiempo corre y sigo en este mundo de horarios prefijados.
Así que…rápidamente toca desandar lo andado, con prisa y con hambre, mucha hambre. Abajo ya, tras una rápida visita a los aseos públicos de Cotos (¡qué bien están!) abro con deseo la mochila y ante mis ojos aparece todo un manjar: empanada de atún con vistas a la montaña. En ese momento me sabe como el más exquisito caviar en el mejor restaurante del mundo.
Mientras engullo la comida pienso ya en el próximo objetivo: Siete Picos
¡Pero con botas nuevas!
Y ahora, a recoger a las niñas del colegio, que por eso soy una Mujer Pulpo.
Con ocho brazos (y a veces más) para tener tiempo de hacer de todo.
Y tú, ¿cómo te organizas el tiempo siendo mujer u hombre «pulpo»?