Nuestra escapada de hoy es todo un clásico: visitar la ciudad más romántica del mundo (con permiso de los parisinos, claro) como es Venecia.
Italia es un país al que nunca te cansas de volver una y mil veces, porque es puro arte, y por la gastronomía y el carácter de los italianos, tan mediterráneos.
Pero Venecia, además de excepcionalmente bella, es original, misteriosa, y conserva un punto decadente. Precisamente a partir de este fin de semana y hasta el 12 de febrero, los venecianos celebran su carnaval, que es único en todo el mundo. Las famosísimas máscaras venecianas y los lujosos disfraces del siglo XVII invaden las calles y son realmente espectaculares.
Nada más «desembarcar» en Venecia, puesto que la ciudad está integrada por 118 pequeñas islas unidas entre sí por 455 puentes, nos impresionará la Piazza San Marco, la plaza más famosa. Merece la pena rendirnos a tomar un exclusivo, y caro, capuchino en alguno de los cafés que adornan sus soportales. En ella además nos llamará la atención la majestuosa Basílica de San Marcos y el Palacio Ducal.
La Basílica de San Marcos construida en el siglo XII y de estilo bizantino, es espectacular tanto por fuera como por dentro, pues cuenta con unos impresionantes mosaicos de oro con escenas del Nuevo Testamento. En cuanto al Palacio Ducal, hay que destacar que se trata de un edificio gótico, edificado entre los siglos X y XII, en su interior las obras de arte son innumerables: encontramos salas con pinturas murales del Veronés, el patio renacentista y su fachada escultórica, la Scala dei Giganti, la Crucifixión de Tintoretto, la Sala dei Maggior Consiglio (que alberga»El Paraíso», el lienzo más grande del mundo y que es obra de Tintoretto). También podremos ver las Prisiones Nuevas, un edificio del siglo XVII que se comunica con el Palacio a través del famosísimo Puente de los Suspiros. Según la leyenda, el nombre se debe a que era el último lugar a través del cual los prisioneros podían contemplar la Laguna de Venecia antes de ser encarcelados, y por eso suspiraban.
No podemos perdernos el mítico Gran Canal y podremos hacerlo en vaporetto para así contemplar el famoso Puente de Rialto, la Galleria d’ella Accademia y la Fundación Peggy Guggenheim. A orillas del canal, nos sorprenderán los bellísimos y decadentes palacios de los siglos XVI y XVII. La Piazzale Roma y la Basílica de San Giorgio Maggiore tampoco deben faltar en nuestro recorrido.
Venecia está dividida en una serie de barrios: Cannaregio, Castello, San Paulo, Santa Croce y Dorsoduro. En este último se da cita la noche más joven, especialmente en el Campo de Santa Margherita.
Por último, tenemos que tener claro que el alojamiento, y más si queremos encontrar algo decente, en pleno centro de Venecia es prohibitivo. Muy recomendable es el hotel Ca’ del Campo. Un pequeño, limpio y encantador hotel detrás de la misma Plaza San Marcos de precio razonable.
En cuanto a restaurantes, cuanto más cerca se encuentren de la famosa plaza, más elevado será el precio y no por ello, la calidad estará a la misma altura. Por la zona del Dorsoduro, donde se encuentran casi todas las universidades y que eligen los más jóvenes tanto para vivir como para salir a tomar algo, podemos descubrir restaurantes con terraza con muy buena relación calidad-precio donde además poder disfrutar de nuestra copa en un bullicioso y divertido ambiente.
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Autora: Laura González – La Mujer Pulpo