La Mujer Pulpo: Detective Privado

Autora:  Irune Gómez

Hoy, Día del Trabajo (1 de mayo de 2013), quiero hablarte de una profesión algo diferente y no tan habitual en mujeres:  DETECTIVE PRIVADO.

   Ya se ha escrito mucho sobre detectives privados, y más últimamente en España; aunque no siempre de manera justa, en positivo o conociendo la profesión desde dentro.

   El mío es otro punto de vista.

   En España habrá ahora cerca de 1300 detectives en activo. Muchos detectives que realizaron sus estudios (que NO es un cursillo, sino una enseñanza regulada y de varios años) no han llegado nunca a ejercer, y otros han tenido que abandonar su profesión debido a la crisis.

   Por que… SÍ… también hay crisis ahora en este sector. Y no porque no haya asuntos que investigar, sino porque en muchos casos no hay dinero para pagarlos. Así que se opta por no contratar los servicios de un profesional de la investigación o por limitar los recursos, con lo que ello conlleva en la merma de resultados. Podría continuar el artículo por esta línea pero no lo voy a hacer. Y tampoco voy a hablar de la nueva ley de Seguridad Privada, de la que está muy pendiente el colectivo de detectives privados, por cuanto se modifica su profesión…y no precisamente a mejor.

   Quiero hablar del hecho de ser detective y mujer.

   Cada vez hay más féminas entre los investigadores privados. Ahora serán un 30% o así. Pero, si ya de por sí es una profesión dura para un hombre… para una mujer lo es más aún; sobre todo si tienes que compaginarlo con tu vida personal. Si tienes pareja es difícil, pero como además tengas hijos… la cosa se complica aún más.  Un detective no tiene horarios, ni fines de semana, ni festivos,… depende siempre del asunto que haya que investigar.

   ¡Son muchas horas de trabajo no siempre bien pagadas ni reconocidas en cuanto a esfuerzo y dedicación!

   Desde luego más horas diarias de media que las que solicitaban desde Chicago en aquella huelga del 1 de mayo de 1886. Luchaban por una jornada de ocho horas laborales. Antes, la ley lo que prohibía era que fueran de más de 18 horas diarias. Decían: 8 horas para el trabajo, 8 para el sueño y 8 para la casa. Algo que ahora está tan extendido y vemos tan normal, pero que, ni lo era hasta hace poco en lugares del llamado «mundo desarrollado», ni es lo habitual en muchos otros lugares en los que la explotación laboral sigue siendo lo «normal».  Y en el caso particular de los detectives…tampoco.

   Así que, al final, o llegas a encontrar un equilibrio, y eso significa ceder parte de ambas esferas (familia/vida social/amigos y trabajo), o la balanza cae de un lado y…terminas abandonando la profesión o renunciando a tu vida personal.

   Como les ocurre a tantas mujeres, la mujer detective también se convierte en Mujer Pulpo y en su vida se dedica a encajar piezas de un puzzle: las suyas propias y las de los casos que investiga.

   Muchas veces, el día parece tener más de 24 horas o al menos ciertas horas parecen tener más de 60 minutos. Sobre todo si te encuentras sola, en un «plantón», esperando en un coche (o en un banco de un parque, o delante de un portal…), aguardando a que pase algo…y no pasa nada…ni siquiera los minutos…y el día se hace eterno… En ciertos momentos nada de eso parece tener sentido ni merecer la pena. Luego, de pronto…todo cobra sentido… algo pasa y consigues los resultados, ves lo que querías ver, lo grabas, obtienes las pruebas, encuentras el «tesoro»…y la adrenalina sube y llega la satisfacción del trabajo bien hecho. Y es cuando se olvidan las horas de espera, el frío, la frustación por haber «perdido al investigado» en algún momento, las ganas de comer y no poder hacerlo en el momento que una quiere, ni poder ir al aseo -cosa importante y necesaria…y más complicada en el caso de ser mujer-  … y tantas otras cosas que ocurren en el día a día del detective. (Son tantos detalles y tan variados temas interesantes de investigación… que no caben en este post hoy. Lo siento)

   Una vez, hablando con una amiga DETECTIVE, me contaba que a ella le encantaban las novelas policíacas, de intriga.  Ello derivó en curiosidad por la profesión de detective y finalmente llegó a ejercer como tal. Con sus altibajos, como tanta gente. Pero me contaba que era toda una experiencia; que había conocido detectives de todo tipo: apuestos y misteriosos, cutres, malos, inteligentes, normalitos,…que como en toda profesión…una se encuentra de todo en ella. Pero me decía que al final había conseguido llegar a «su propio equilibrio», tanto profesional como personal, y que estaba trabajando con un grupo de personas en las que confiaba y con las que se sentía a gusto. Y eso, en una profesión en la que todo el mundo oculta algo y en la que se ven continuamente dobles vidas… ya es mucho.

   Esta amiga me contaba que una de sus novelistas favoritas era Agatha Christie, una mujer que tuvo una vida de novela: estudió con tutores, fue enfermera durante la guerra, abandonada por su marido, viajó a países «exóticos y lejanos»…y terminó enamorándose de un arqueólogo. Decía que así, a pesar de envejecer y tener arrugas… siempre la vería guapa, atractiva e interesante.

   A. Christie dijo en una ocasión: «Las conversaciones siempre son peligrosas si se quiere esconder alguna cosa«.

 Yo hablo un montón así que… mejor que no sea detective, como mi amiga. 🙂

¿Sabías que casi el 70% de lectores de novela negra o policial son mujeres?

¿Será porque somos más curiosas, más intuitivas, nos encanta la deducción y los procesos complejos mentales de asociación en general?

Debe ser mi caso. Así que…creo que mejor me voy a dedicar a la lectura y a la escritura.

Agatha Christie: «La mejor receta para la novela policiaca: el detective no debe saber nunca más que el lector«.

¡Voy tomando nota!

(Si te ha gustado el artículo, me gustaría mucho que lo compartieras) ¡Gracias!