
Autora: Nerea Custodio
El 11 de octubre, se celebra el Día Internacional de la Niña. Un día que es realmente necesario, ya que son muchas las niñas y adolescentes que sufren, tanto en el hogar como fuera de él, diferentes problemas. Creemos (y sí, estoy generalizando) que en pleno siglo XXI la igualdad de género ya es una realidad, pero este pensamiento es erróneo.
A pesar de que muchas niñas y adolescentes, de cualquier parte del mundo, están capacitadas y preparadas para convertirse en las mujeres que lideren el futuro, son muchas las brechas y dificultades a los que se tienen que enfrentar diariamente.
Todo comenzó en Beijing (Pekín) hace 25 años
Por eso, y siendo bastante visionarios, en 1995 durante la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, se adoptó por unanimidad la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Dicha declaración se convirtió en el plan más progresista jamás realizado, que buscaba promover los derechos de las mujeres y de las niñas (siendo la primera en tratar los derechos de estas últimas).
Este fue el germen del día que hoy celebramos. A finales de 2011, exactamente el 19 de diciembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución para reconocer el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña. Dicha resolución dicta:
«Reconociendo que el empoderamiento de las niñas y la inversión en ellas, que son fundamentales para el crecimiento económico, el logro de todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluida la erradicación de la pobreza y la pobreza extrema, así como la participación significativa de las niñas en las decisiones que las afectan, son clave para romper el ciclo de discriminación y violencia y para promover y proteger el goce pleno y efectivo de sus derechos humanos, y reconociendo también que ese empoderamiento requiere su participación activa en los procesos de toma de decisiones y el apoyo y la participación activos de los padres, tutores, familiares y cuidadores, así como de los niños y los hombres y de la comunidad en general, decide designar el 11 de octubre Día Internacional de la Niña, que se observará todos los años a partir de 2012.«
Desde entonces, cada Día Internacional de la Niña va acompañado de un lema que apoya y defiende los derechos de las niñas y las adolescentes. Este año es «Mi voz, nuestro futuro común«; un lema que va más dirigido a las adolescentes que a las más pequeñas, a la búsqueda de un mundo mejor para las que vienen detrás de nosotras. Los tres objetivos claves de este año son: conseguir que nuestras niñas y adolescentes vivan libres de violencia de género, de prácticas nocivas, de VIH y SIDA y que sean ellas mismas las que elijan sus propios ideales, sus motivaciones, su futuro.
Además, este año se celebra el 25 aniversario de la adopción de dicha declaración, coincidiendo con la campaña «Generación Igualdad«, que se lanzó a principios de año y que busca la igualdad de género a través de acciones relacionadas con las necesidades, las oportunidades y la resolución de problemas a los que se tienen que enfrentar las adolescentes.
El COVID-19 ha provocado un gran impacto en niñas y mujeres
Estoy segura de que muchos y muchas dirán: «¡No es para tanto! Seguro que es una exageración». Bien. Pues hasta el COVID-19 nos ha supuesto más problemas, tal y como ha publicado ONU Mujeres. Para aquellos y aquellas que aún dudan de que las niñas, las adolescentes y las mujeres vivamos en un mundo no igualitario e inseguro, aquí hay algunos datos reales que dictan lo contrario:
- En el último año, 243 millones de niñas, adolescentes y mujeres (de entre 15 y 49 años) han sufrido violencia doméstica. De estas, menos del 40% han denunciado.
- Durante el confinamiento social que hemos vivido en todo el mundo, en algunos países las denuncias y/o llamadas han aumentado. Algunos de estos lugares son: Chipre y Francia, donde ha habido un 30% más de denuncias; en Singapur se han realizado un 33% más de acusaciones y en Argentina ha subido un 25%.
- Siguiendo con el tema de la pandemia, el 70% del personal social-sanitario mundial son mujeres. Sin embargo, solo el 30% de los líderes sanitarios a nivel mundial son mujeres.
- Respecto a la higiene y la salud, 500 millones de mujeres y niñas en todo el mundo no tiene acceso a baños para la higiene menstrual. Antes de la pandemia, unas 800 mujeres morían diariamente por causas evitables relacionadas con el embarazo y el parto. De estas, el 94% de las muertes fueron en países de pobres.
- A nivel mundial, el porcentaje de mujeres que trabajan en economía irregular en los países de ingresos bajos o medio-bajos, es mayor que el de hombres. Por ejemplo, en África subsahariana son un 92% mujeres frente a un 86% hombres, en Asia meridional son un 91% mujeres frente a un 87% hombres, y en América Latina y el Caribe son un 54% de mujeres frente a un 52% hombres.
- Antes de la pandemia, las mujeres cubría el triple de trabajo doméstico y asistencial sin remuneración que los hombres. Tras la crisis, se ha demandado más mujeres y niñas para cubrir necesidades básicas del hogar y para cuidar a enfermos y mayores.
- Los cierres de colegios por el COVID-19 ha provocado que el 89% de la población estudiantil mundial dejara las clases. Ese porcentaje supone 1.520 millones de niños y jóvenes, de los cuales 743 millones son niñas.
- Son 267 millones los jóvenes que ni estudian, ni trabajan, de los cuales dos tercios son mujeres.
Estos son solo algunos datos con lo que se puede mostrar la realidad que niñas, adolescentes y mujeres vivimos.
Autora: Nerea Custodio
*Fuente imágenes utilizadas en el artículo: Pixabay