Este es un artículo homenaje a una mujer excepcional, revolucionaria para su tiempo y admirable en su esencia. Es francesa, pero debería ser patrimonio de la humanidad.
Olympe de Gouges (1748 – 1793)
Defendió la igualdad entre el hombre y la mujer en todos los aspectos de la vida pública y privada en una época en la que no era fácil hacerlo. Y lo pagó con su vida. En la guillotina.
Hace unos días tomé la decisión de escribir sobre ella, tras asistir a una conferencia sobre la «Historia del ceremonial y el protocolo» organizada por la UNED. Creo que es la mujer perfecta para inaugurar la sección de personajes del blog. Su historia me pareció muy interesante…y para mí desconocida. Así que al llegar a casa mi curiosidad me llevó a teclear su nombre en Google para leer más sobre ella. Ahora te quiero trasladar esa curiosidad a ti.
Pero primero te invito a leer este artículo, que te servirá como introducción.
En un principio, Olympe de Gouges (antes Gouze) se dedicó a la literatura y llegó a escribir varias obras de teatro (que serían representadas finalmente) sobre temas muy polémicos como eran la abolición de la esclavitud de los negros, la igualdad entre sexos o el divorcio.
Uniendo su faceta de escritora con la de política, en 1791 escribió su famosa “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana” como contrapunto a la “Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano” (1789).
En esa línea, se alió con los Girondinos, llegó a publicar numerosos folletos políticos y fundó varias sociedades fraternas para hombres y mujeres.
Llevó una vida muy activa e interesante para una mujer de su época.
Olympe de Gouzé nació un 7 de mayo de 1748 en Montauban (Francia), en el seno de una familia burguesa, y como era costumbre se casó pronto: a los 17 años. Tuvo solamente un hijo, Pierre Aubry, y años después se quedó viuda. Hasta ahí, todo de lo más habitual en ese tiempo.
A partir de ese momento, las cosas no fueron ya tan normales. Dado que no fue feliz en su matrimonio decidió no volver a casarse nunca más. Y desde entonces se dedicó a luchar por diversas causas mediante la literatura, el teatro y la política.
En 1770 se fue a París, para que su hijo recibiera una buena educación. Allí se codeó con la élite literaria de esa época. Comenzó a escribir como forma de expresar sus inquietudes. Y sus obras de teatro levantaron ampollas por el contenido de sus temas. Aún así logró fundar una compañía de teatro itinerante y que varios de sus escritos fueran representados en los teatros.
Hasta el momento de su muerte, incluso desde la cárcel justo antes de subir al cadalso, esta mujer tenaz y valiente, siguió expresando y compartiendo sus ideas, al parecer, demasiado “revolucionarias” para la Revolución. Sus palabras eran incómodas, y su presencia también, así que decidieron primero encarcelarla y luego guillotinarla un 3 de noviembre de 1793.
Defendió la igualdad entre el hombre y la mujer en todos los aspectos de la vida pública y privada, incluyendo el derecho a la educación, al voto, el acceso al trabajo público y a la vida política, a poseer y controlar propiedades dentro de una igualdad fiscal, a formar parte del ejército o a la igualdad de poder en el ámbito familiar y eclesiástico.
Fue revolucionaria en sus planteamientos, como por ejemplo, el de la supresión del matrimonio y la instauración del divorcio, o ideas como la de un contrato anual renovable firmado entre concubinos.
También fue una precursora de la protección de la infancia. Esta mujer singular luchó por el reconocimiento paterno de los niños nacidos fuera de matrimonio, o la creación de un sistema de protección materno-infantil. Y entre otras medidas sociales, también pensó en los desfavorecidos al recomendar la creación de talleres nacionales para los parados y de hogares para mendigos. Ideas demasiado modernas para esa época.
Desacreditada, insultada, olvidada durante el siglo XIX, la figura de Olympe de Gouges reapareció en el siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial. Y su obra cobró valor hasta convertir a esta mujer en una de las grandes figuras humanistas de la Francia del siglo XVIII.
Tras la celebración del bicentenario de la Revolución Francesa (no hace tanto tiempo) se comenzó a investigar más a fondo en la biografía de esta mujer y en la importancia de su obra, tanto en Francia como en países como Estados Unidos o Japón.
En épocas recientes varios municipios franceses, entre ellos, Montauban, su ciudad natal, o París, han querido rendir homenaje a Olympe de Gouges, dando su nombre a colegios, institutos, plazas, calles o teatros.
¡Ya era hora!
Y como suele decirse…nunca es tarde si la dicha es buena
¿Quieres compartir algún dato más sobre esta admirable mujer?
¡Me interesa!