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Pirineos y Sierra de Guara (plan de viaje)

Publicado el 31/08/2013 por Irune Gómez

«¡Somos unas crack!» – Este fue uno de los últimos mensajes de mi hermana Elena la noche anterior al viaje-aventura. Acabábamos de encontrar un chubasquero que nos faltaba y un saco de dormir. Ella lo tenía ya todo listo. Yo no sabía como embutir todas las cosas que pretendía llevarme en dos mochilas y poco más. Al final… lógicamente…me llevé solo la mitad de las cosas.

Todo listo para el viaje. Integrantes: Dos mujeres pulpo (una de ellas embarazada de 6 meses), una niña de 3 años, otra de 4 y una de 9.

¡Y antes de que sigas leyendo te diré que SÍ se puede! ¡Y además es muy divertido!

Este es el diario del viaje:

Un reno en Lacuniacha

18 de agosto – Domingo

Salida 9 am. de Madrid (España) en dirección Pirineos (Huesca). Primera parada: Parque Faunístico de Lacuniacha en Piedrafita de Jaca. Llegamos a la hora de comer así que entramos en el recinto, comimos en la primera zona de picnic que hay y luego comenzamos a recorrer el sendero entre animales y en plena naturaleza. Unas dos horas de recorrido. Muy recomendable y en ocasiones fresquito, porque gran parte de la ruta se realiza entre árboles.

Después del paseo nos dirigimos a nuestro lugar de pernocta (2 noches): el refugio de Casa de Piedra en el circo de Panticosa. Ese día no dio para mucho más: cena, paseíto por el lago y a dormir…que también resultó toda una aventura cada noche. ¡Despierta tu imaginación, sobre todo si tienes hijos…y visualiza ese momento en un refugio, una habitación, literas, suelo de madera crujiente a cada paso y… este grupo-show de cinco que éramos! 😉

Artouste19 de agosto – Lunes

En los refugios la mañana comienza muy pronto. Las ascensiones, cuanto antes, mejor. Así que cuando nosotras bajamos a desayunar el resto de la gente ya se había ido. Ese día el plan era cruzar el antiguo puesto fronterizo y tomar el Tren de Artouste, el más alto de Europa, que sube a los 2000 metros. Teníamos las entradas ya compradas para evitar quedarnos sin ellas (¡Error, esta vez!). Nada más cruzar a Francia apareció la niebla…Pero quedaba la esperanza de que arriba en la montaña se disipara. Subimos en el «tele-huevo» (tele cabina) y desde allí vimos un par de marmotas. Fue casi todo lo que vimos. Menos mal que arriba, en la estación, mientras esperábamos el tren y durante los recorridos de subida y bajada nos echamos unas risas 🙂 entre nosotras, porque si no hubiera sido una tristeza de día. ¡Incluso le faltaba combustible al tren durante el regreso! Fíjate en la foto. Se supone que ese puente cruza un enorme y bello lago/ibón. ¡Y parece la niebla de la película «Los Otros«, de A. Amenábar.

(Al cruzar a España…otra vez sol. Conclusión: las montañas en Pirineos… con mejor tiempo en la parte española)

La subida a Bachimaña20 de agosto – Martes

Día duro, el más duro en previsión. Y lo fue. Pero las tres niñas fueron unas auténticas campeonas. Tomamos el camino cargadas con nuestras mochilas (sacos de dormir, comida y bebida, ropa de abrigo…) e iniciamos el ascenso hasta el refugio de Bachimaña (2.200 metros de altitud). El camino debería durar unas dos horas y media, con gran desnivel, algunas cascadas, mucha piedra y pocos momentos de descanso. Pero nosotras tardamos 4 horas, solo parando para beber agua unos minutos cada vez. Lo entretenido era ir «haciendo relevos» con otras familias que también subían. Después de unas cuantas «estoy cansada«, «ya no puedo más» y «¿falta mucho?«… lo conseguimos. Llegamos a la hora de comer, nos instalamos y luego hubo un rato de siesta para las «campeonas» bien merecido.

¡Me encanta la montaña! (Y a mis hermanos más) (Creo que tienen algún tipo de gen de cabra montesa)

Zona Refugio de Bachimaña

Sobre las 17 horas decidimos dar otro paseo; una hora de ida y otra de vuelta (con paradas para jugar con la nieve de un nevero) alrededor del ibón grande. ¡Bonito viaje de chicas!

La cena era a las 8 de la tarde. Unas 50 personas en el comedor del refugio. Montañeros experimentados, algunas familias osadas como la nuestra, parejas de enamorados…y también algún veterano montañero borde y amargado con la vida (peor para él). Todo rico y abundante. Para recuperar energías. Y después…a ver las estrellas y a dormir.

Bajada Panticosa21 de agosto – Miércoles

Este refugio está muy bien en cuanto a instalaciones. Es muy nuevo. Y el personal que lo atiende encantadores. Gracias, Pepe e Ignacio, por hacer reir a nuestras pequeñas aventureras con el «hombre lobo», por esos dinosaurios de papiroflexia, por las atenciones, y por enseñarnos a ver de cerca a las marmotas de Bachimaña antes de partir.

Iniciamos el descenso. Esta vez por otra ruta, algo más larga. Y salvo algunos momentos, como los estrechos pasos por unas pedreras o el sendero algo fangoso junto a unos pequeños ibones, la opción elegida nos gustó más. Es más entretenida. No encontramos a nadie en la bajada. ¡Toda la montaña para nosotras! Al final, entre alguna parada para fotos, tentempiés y bebida, tardamos otras cuatro horas 🙂 Llegamos a la hora de comer a Casa de Piedra ( circo de Panticosa), acabamos con el resto de existencias alimentarias que nos quedaban y tomamos ruta hacia la Sierra de Guara (zona de barrancos espectaculares, de rutas, vías de escalada, aves rapaces…).

¡Las niñas, por supuesto, se echaron una siesta de verdaderas campeonas en el coche durante el camino! ¡Qué lindas!

Nuestro destino: Colungo. Allí alquilamos un apartamento durante dos noches.

Después de instalarnos… un reconocimiento del lugar y algo de compra para la cena. Imposible. En este pueblo no hay tiendas. Sólo una panadería que también nos vendió huevos y aceite. Las cocineras de un bar nos regalaron cuatro patatas. ¡Así que ya teníamos cena!

Pero antes…visita cultural al Centro de Interpretación de Arte Rupestre de la Sierra de Guara. ¡Interesante!

Alquézar centro22 de agosto – Jueves

Destino: Alquézar, a 5 km. Un lugar precioso, de estilo medieval y muy bien cuidado. Con mucho espacio de aparcamiento (alrededor); en sus calles interiores…espacio para los peatones. Desde allí parten numerosas rutas, como la conocida «Ruta de las pasarelas del Río Vero«. Muy agradable y entretenida. Con lugares para darse una buen chapuzón y otros para contemplar la maravilla del paisaje.

Alquézar de lejos

Pasarelas Rio Vero

¡Comer en plena naturaleza junto al río es un gustazo!

Y una vez regresamos a Alquézar…decidimos seguir aprovechando la tarde. Así que tomamos el coche y nos fuimos a ver la encina milenaria de Lecina y las pinturas rupestres del abrigo de Mallata. Interesantes. Aunque mejor con guía, que te abre la verja y las puedes ver de cerca, y para quien no tenga vértigo…porque hay que acceder por escaleras metálicas colgadas de la pared de piedra. ¡Pero lo hicimos!

Loarre

23 de agosto – Viernes

El maletero otra vez lleno hasta los topes y tomamos ruta en dirección Madrid. Pero con ligero desvío, claro. Primero, una visita rápida al Castillo de Montearagón (al lado de Huesca) para buscar «princesas y reinas«. Una pena verlo así. ¡Esperamos que pueda ser restaurado! ¡Y qué buenas zarzas cargadas de moras en su camino! ¡Nos pusimos las botas!

Segunda parada: Castillo de Loarre. Muy bien cuidado y de gran afluencia turística. Lo pasamos muy bien…una vez la «princesa» de 4 años dejó de llorar y chillar porque quería «justo ese vestido medieval» de la tienda de souvenirs. ¡Creí que no íbamos a poder visitar nunca el castillo!

Final de la visita, y hora de comer. Esta vez, bastante espartano, bajo un árbol, en un parque infantil y con pocos víveres. Pero hubo para todas. Y tan bien se quedaron… que el coche volvió a ser un lugar estupendo de siesta hasta casi llegar a casa.

¡Y fin del cuento de princesas y reinas!

(O de «pinresas«, como dice mi sobrina pequeña)

Autora: Irune – La Mujer Pulpo
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