SOL… era la canción de Macaco que sonaba en la radio cuando iniciamos el viaje.
Y lluvia, mucha lluvia…es lo que nos acompañó todo el viaje.
Las previsiones de tiempo no eran buenas, pero aún así…para estar en casa y ver la lluvia desde el cristal pues… ¡mejor verla desde otro sitio y conocer nuevos lugares o regresar a algunos ya conocidos!
Planificación del viaje con mis dos princesas: ¡¡escasa!!! Ya que iba a hacer mal tiempo me dije: «al final no vamos a poder ver nada de lo planeado… así que improvisemos«. Y te confieso que a pesar de los momentos de «crisis» ha habido también muchos de complicidad y amor entre las tres que son impagables 🙂
Salimos tarde…porque ya se sabe…con dos niñas pequeñas por mucho que quieras darte prisa en organizar todo es IMPOSIBLE salir en el tiempo previsto.
Y además de la lluvia había niebla, aire, frío, atasco…Y aún sigo sin saber la razón. Era uno de esos atascos «fantasma»…que de pronto están y de pronto desaparecen sin dejar rastro ni coches circulando. En fin…que todo lo que podía salir mal…salió…regular. Pero aún así hemos podido disfrutar mucho del viaje.
Primera parada: SALAMANCA. ¡Precioso lugar, como siempre! Pero tuve que explicarle a mi hija mayor por qué todo el mundo camina tanto en esta ciudad, incluso a pesar de la lluvia y el aire: ¡Es imposible encontrar aparcamiento! Después de una hora y ya rozando la desesperación logré dejar el coche en un micro-sitio; lejos del hotel y pisando un paso de peatones (¡un poquito sólo!) Pero es que NO podíamos más ninguna de las tres. ¡Queríamos salir ya del coche!
Luego, el paseo…bonito…lo que pudimos ver…entre el agua, el aire que nos arrastraba los paraguas y la princesa pequeña (3 años) diciendo que Salamanca no le gustaba nada y que lo que quería era ir a casa a dormir con su osito. Y yo, mientras tanto, tratando de explicarle a la mayor (9 años) la maravillosa arquitectura de la ciudad, su «piedra» tan característica (del color del fondo de este blog, por cierto)…¡Qué momentos de «crisis«! Aún así conseguimos llegar a la Casa de las Conchas, la Universidad Pontificia, La Catedral (que estaba cerrada) y antes de subir por la Rúa Mayor…un chocolate calentito reconstituyente. ¡El mío con regusto final de naranja! (Aqui está la prueba)
Y por fin…la famosa Plaza Mayor de Salamanca; aunque esta vez nos dedicamos a pasear sólo por los soportales debido a la lluvia. Para la próxima vez…aperitivo o merienda en una de las terrazas 😉
Primer objetivo del «viaje de chicas» conseguido. Y a la mañana siguiente…como suele decirse…carretera y manta de nuevo.
Antes, aún hubo tiempo para un desayuno-charla con una amiga (Raquel). Luego con mucha fuerza interior conseguimos llegar al coche (¡recuerdas que estaba lejos y llovía!) y además no tenía multa por estar mal aparcado.¡ Así que yo estaba feliz a pesar del mal tiempo! Pero…cuando ya teníamos las maletas en el coche, el navegador conectado con el siguiente destino, las niñas con su cinturón puesto y la música sonando (Lady Gaga)…me dice mi hija mayor: «Mamá…me he dejado el bolso en el bar del desayuno«.
Me giré, con la cara desencajada, miré la hora, miré el diluvio, el aire que hacía y dije: ¡NOOOOOOOOO! (El resto de la conversación la omito esta vez 😉 con tu permiso)
Ahora teníamos que volver al bar, andando de nuevo con los paraguas «voladores», mi hija pequeña llorando y mis ganas de tener los pies secos. Y ver si el bolso…con las gafas de ver de mi hija ( un despiste con patas) aún seguía allí.
Y sí … ¡estaba! Así que después de la odisea logramos salir de esta ciudad monumental y llegar a la siguiente: PLASENCIA, con las bonitas edificaciones de su centro ciudad y las murallas.
Me ha soprendido muy gratamente a pesar de no haber podido disfrutar de esta ciudad muy bien debido al mal tiempo. ¡Pero unas migas no nos han faltado a la hora de comer! (¡Volveremos!)
Después seguimos nuestro viaje por Extremadura, pero ya en una etapa más relajada. Hemos estado viendo a mi abuela, que tiene casi 95 años … y entre visitar a la familia y hacer un poco de vida algo más rural -campera que la que hacemos normalmente…hemos pasado algún tiempo de «desconexión» necesario (al menos para mí) antes de emprender viaje de vuelta a Madrid.
Como última imagen te dejo una panorámica desde Santibáñez el Alto, un pueblo que está en lo alto de una montaña y que tiene a sus pies el Embalse de Borbollón.
Otros lugares más o menos cerca de esta zona, en la provincia de Cáceres, y en los que merece la pena hacer una parada son:
- el Parque Nacional de Monfragüe, para ver sus buitres (no te olvides visitar el centro de interpretación del parque)
- Galisteo, con sus murallas
- Coria y su centro ciudad
Así que si no tienes ruta prefijada para estos días…anímate e improvisa.
Al final…todo sale 🙂
Y recuerda…¡a mal tiempo buena cara!
Autora: Irune – La Mujer Pulpo ¡Esperamos tus propuestas de viaje, dentro o fuera de España! (Nos encanta conocer nuevos sitios) blog@lamujerpulpo.com