
Parte del origen de este artículo fue una vivencia que compartió conmigo mi hombre calamar. Me contaba con orgullo como su madre, que se casó muy joven, decidió después de unos años dedicados a cuidar de su marido y sus hijos, estudiar y ponerse a trabajar. En aquellos tiempos no era algo fácil. Me contaba que tampoco lo fue para su padre. Hablamos de una situación social en la que lo normal era que la mujer quedara en casa al cuidado de la familia (para mi, el trabajo más duro y posiblemente ingrato del mundo por su invisibilidad) y la obligación del hombre fuera la de mantener a la familia, con lo que normalmente esa decisión suponía un cierto ataque al orgullo de sus maridos y problemas con la pareja. De hecho conozco a más de una mujer de aquella época que desistió.
La situación actual es distinta. Afortunadamente el incorporarse al trabajo después de un período cuidando a la familia es algo habitual, y parece más una cuestión de planificar cómo poder tomar ese tiempo y no perder la oportunidad de reincorporarse a la vida laboral. El cómo se viva la vuelta al trabajo depende mucho de cada mujer y las circunstancias.
Por ejemplo, para María, fue muy duro. Después de decidir estar año y medio con su niña, el cual define como «el mejor de mi vida», la incorporación al trabajo fue muy mala. Me comenta que, aparte de estar muy triste, no se acordaba de nada, aunque sus compañeras la ayudaron mucho. Al preguntarle sobre los motivos de su vuelta al trabajo, me reconoce que, en su caso, su trabajo no le entusiasma. Cuando le pregunto si se ha planteado un cambio, me contesta que en algún momento lo ha pensado, pero que valora las facilidades que le da su empresa actual a la hora de poder conciliar.
En el caso de Ana, el parón voluntario a raíz del nacimiento de su segundo hijo fue también un momento de reflexión. Tuvo la oportunidad de conocer un trabajo diferente y, al coincidir con un ERE en su antigua empresa, ha cambiado no sólo de firma sino de sector profesional. Me dice que el tener un período de excedencia le sirvió para reflexionar y darse cuenta de que había otro mundo fuera de su antiguo trabajo. También comenta que cuando nació su primer hijo tenía ganas de volver a trabajar porque estaba un poco «trastornada» (risas) ella sola con el niño en casa, aunque también le resultó muy duro dejar al peque cuando tuvo que volver.
Incidiendo en este tema Cristina me comenta que llegó a estar deprimida por estar sola en casa con el bebé, no por estar con su hijo en sí, sino porque tenía la sensación de que la vida se había parado para ella y el resto del mundo continuaba con la suya. Sentía que había perdido su vida anterior, después de estudiar una carrera y aprobar una oposición y, de hecho, decidió volver al trabajo antes del período que había previsto. «Volver a trabajar fue una liberación. Me volvió a dar vida.» También reconoce que con su segundo hijo las cosas fueron diferentes. A parte de que estuviera más mentalizada, en el caso del primero era la única de su entorno (familia, amigas…) que tenía un bebé en ese momento y no podía compartir experiencias.
En todos estos casos, las mujeres de que os hablo tenían la posibilidad de volver a su antiguo trabajo. Cosa diferente es cuando el parón es prolongado y se ha dejado el empleo anterior. Es el caso de Isabel. En una época en que las mujeres solían quedarse en casa al casarse, ella hizo lo propio, pero echaba de menos trabajar, tener una actividad fuera de casa. Al comentarlo con personas de la guardería a la que llevaba a su hijo, le dieron la posibilidad de empezar allí como auxiliar. Posteriormente hizo estudios para dedicarse a ello y estuvo trabajando en guarderías hasta la cuarentena. Más tarde cambio de sector y se ha jubilado con 65 años porque, como me dice, «no me dejaban trabajar más, que si no, había seguido».
Violeta se encontró con el despido estando embarazada. En ese momento se planteó aprovechar para estar un año con su hijo que, al final, resultaron ser seis. Me reconoce que a raíz de esa mala experiencia estaba muy dolida con la empresa privada y que se agobió con la búsqueda de empleo hasta el punto de pensar que no iba a trabajar nunca más. Sin embargo en un momento dado se plateó que se aburría en casa y que quería volver al mercado laboral. Fue a la oficina de empleo a regularizar papeles y a ver cursos y opciones y, por casualidad, le comentaron que se iba a abrir una bolsa de trabajo en un organismo público, nada que ver con sus estudios de Publicidad. Al cabo de un año les pidió a los Reyes Magos un trabajo y el día ocho de enero la llamaron.
Casos como el de Isabel o Violeta u otras muchas demuestran que, si se tienen ganas, se puede hacer y por fortuna las trabas son mucho menores que hace años. Otro tema es el de la conciliación, que da para otro post, y el de la situación de alto desempleo actual, que da para uno más.
Dejo para el final un caso distinto de retorno laboral. Es el que se produce al volver al trabajo después de haber estado enferma. En este caso la alegría suele ser doble, tanto por la vuelta a la actividad laboral como por el regreso a la vida normal. Sin embargo engancharse al ritmo de trabajo puede ser también duro porque tienes unas necesidades de descanso o cuidado que se ven a veces superadas por el trabajo y tu ritmo puede ser todavía más relajado del que necesitas. En ese caso te recomiendo paciencia y que intentes contar con ayuda hasta que puedas volver al estado anterior, si es eso lo que quieres. Seguro que lo conseguirás.
shoppy76
Gracias por el Post, me cae como anillo al dedo, hace tres años que estoy "por mi cuenta", pero no me ha resultado y ando en búsqueda de un empleo en empresa pública o privada, decidí esperar que mi hijo tuviera un poco más de independencia, y aunque necesito el bendito empleo, se me arruga el corazón al pensar en tener que dejarlo en guardería. Pero también me hace falta salir a laboral y reconectarme con el mundo "real".
beamarcos
Antes de nada, gracias por leernos y dejar tu comentario. La verdad es que ahora mismo sí que es cierto que está complicada la vuelta al mundo laboral, pero si perseveras ya verás como lo consigues. Entiendo tu dilema respecto a dejar a tu peque para ir a trabajar. Todas las mujeres con las que he hablado, por muchas ganas que tuvieran, se han sentido apenadas al volver al trabajo y dejar a sus hijos en la guardería o al cuidado de alguien. Es triste pero se supera, ya verás.